martes, 16 de abril de 2013

Lista de obligaciones humanas.


1.    Artículo:

Todos los seres humanos, en su capacidad deben de educarse y trabajar contribuyendo a la producción y/o al intercambio de bienes y servicios.

2.    Artículo:
 Todo ser humano tiene obligación de respetar la vida de los demás, su libertad y proporcionar seguridad en la medida de sus posibilidades.

3.    Artículo:
Todo ser humano tiene obligación de denunciar actos de esclavitud o servidumbre, torturas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.

4.    Artículo:
Todo ser humano tiene obligación de reconocer la personalidad de los demás.

5.    Artículo:
Todo ser humano es igual ante la ley y debe tener, sin distinción, obligación a respetar las leyes del país residente o en el que se encuentra.

6.    Artículo:
Todo ser humano tiene la obligación de que se respeten los Derechos Humanos, las leyes y constituciones y de velar por su cumplimiento.

7.    Artículo:
Todo ser humano tiene la obligación de no detener arbitrariamente a otra persona.

8.    Artículo:
Toda ser humano acusado de delito tiene obligación de probar su inocencia, después de que todas las pruebas de su culpabilidad, hayan sido valoradas conforme a la ley y un juicio público.

9.    Artículo:
Todo ser humano tiene la obligación de respetar la vida privada de los demás, así como su familia, hogar, honor y reputación.

10. Artículo:
Todo ser humano tiene la obligación de respetar la vida privada de los demás, así como su familia, hogar, honor y reputación.
11. Artículo:
Toda ser humano tiene obligación de permitir la libre circulación y la elección a hacer en un Estado de este su residencia. Además de respetar la salida o entrada de un país, aun siendo el suyo propio.

12. Artículo:
Todo ser humano tiene obligación a prestar asilo y ayuda a toda persona perseguida.

13. Artículo:
Todo ser humano tiene obligación a disponer de una nacionalidad y poder probarla.

14. Artículo:
Todo ser humano tiene la obligación de respetar la decision tomada por sus hijos a partir de la edad nubile, sin restricciones.

15. Artículo:
Todo ser humano tiene la obligación de respetar la propiedad de los demás.

16. Artículo:
Todo ser humano tiene la obligación de respetar el pensamiento, la conciencia y la religion de los demás.

17. Artículo:

Todo ser humano tiene la obligación de respetar el derecho a la libertad de reunion de las personas que formen asociaciones pacíficas sin obligar a nadie a formar parte de una asociación.

18. Artículo:
Todo ser humano tiene obligación de salvaguardar la seguridad social, y de cooperar a nivel internacional, para que los recursos de cada Estado, se empleen para el desarrollo de una vida digna y para todos.

19. Artículo:
Todo ser humano tiene obligación de desempeñar un trabajo, en condiciones equitativas y satisfactorias y de luchar contra el desempleo.

20. Artículo:
Todo ser humano tiene obligación, sin discriminación alguna, de exigir y pagar igual salario por trabajo igual.

21. Artículo:

Todo ser humano trabajador tiene obligación de asegurar a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y de exigir en caso necesario, cualquiera de los medios de protección social.

22. Artículo:

Toda persona tiene obligación de respetar el descanso, y disfrute del tiempo libre de los demás.





23. Artículo:
Todo ser humano tiene obligación de ayudar en la medida de sus posibilidades, con asilo, vestimenta, alimento, seguridad, educación a aquellas personas que requieran de su ayuda.

24. Artículo:

Todo ser humano tiene obligación de educarse. La educación debe ser gratuita, y será obligatoria. El acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.

MiguelG.



viernes, 1 de marzo de 2013

Ideas para el blog.


Ideas que se te ocurren dos días antes de que se cierre el plazo de las entradas:







·       Mierda queda un día menos, y no se me ocurre ninguna idea.
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Vivir para servir, servir para vivir.


Nos pasamos buena parte de la vida haciendo una contabilidad muy particular de nuestras relaciones con los demás.  Con los padres, con los hermanos, los amigos… en definitiva, con todos. Ese balance esperamos que sea equilibrado, y cuando no lo es empezamos a pensar que es mejor cerrar esa cuenta.

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Estamos dispuestos a hacer cosas por los demás, pero esperamos reciprocidad. Obedecemos a los padres, pero esperamos que estos sean solícitos y ejerzan como tales. Ayudamos a nuestros hermanos, pero sin dejar de pensar que ellos están obligados a corresponder. En nuestro grupo de amigos podemos ser los más serviciales, los primeros en ceder o en hacer algo en beneficio del grupo, pero no queremos ser los pringados; esperamos que los demás lo agradezcan y que a su vez también colaboren y sean serviciales.

Todo ello es lógico, pero nos hace pequeños. Si nuestra vocación de servicio merma o desparece cuando no se ve agradecida y correspondida, es que esa vocación ni vale mucho ni es demasiado genuina. El servir no es muy compatible con llevar cuentas – ya sea cuentas del mal o cuentas del bien – ni con aguardar reconocimientos o gratitudes, por lógicas y deseables que éstas puedan ser.


El servir es una forma de vivir, y tiene su plena recompensa y satisfacción en el mero hecho de saber que nuestra vida está dedicada a ello.  Los que no viven para servir, no sirven para vivir. Nosotros debemos hacer que nuestra vida tenga un sentido pleno, y la forma de lograrlo es consagrar la misma al servicio de los demás: padres, hijos, hermanos, amigos, compañeros…de todos.

La recompensa.


Esta mañana he visto un anuncio escrito sobre un folio y que decía más o menos así:
“Se busca I-Phone 5 con carcasa plateada”.
Recompenso con

250 euros

Llamar al tf. Xxxxxxxxxxx”

Mi primera reacción al leerlo fue: vaya no tendré yo la suerte de encontrarlo; ¡que bien me vendrían los 250 euros!. Pero enseguida me entristeció al pensar que mi primera reacción fuera esa. Supongo que el que perdió el I-phone, a la hora de ofrecer la recompensa, pensaría no solo en el valor de reposición del mismo, sino en el trastorno que la pérdida le habría ocasionado: contactos, notas en la agenda, e-mails, etc. E incluso en pérdidas que son más que un trastorno pues no son reparables; fotos o videos familiares que si se pierden ya no se pueden repetir.

¿Si yo encontrará ese I-phone aceptaría la recompensa?, ¿no haría lo realmente honesto que es devolverlo sin pedir nada a cambio?, ¿qué tiene más valor, la satisfacción de obrar bien o 250 euros?, ¿voy a poner yo precio a mi honestidad?,
¿no hay ya nada gratis?.

url.jpgAunque la persona que perdió el I-phone debe por desgracia pensar así, yo prefiero creer que todavía hay mucha gente que no esta en venta, que es capaz de obrar bien sin esperar una recompensa, y a mi me gustaría pertenecer a ese grupo de gente, por pequeño que éste sea.

Cuenta corriente peculiar.


El funcionario atendió solícito las preguntas de quien, a punto de iniciar la aventura de la vida, preguntaba sobre el funcionamiento de la cuenta corriente del tiempo de la que pronto sería titular.

.- Esta cuenta, ¿funciona como una cuenta corriente normal?
.- No exactamente amigo, es una cuenta un tanto especial. Cualquier duda que tenga yo estoy aquí para aclarársela lo mejor que pueda.
.- ¿De que saldo voy a disponer en esa cuenta?
.- De uno que desde hoy mismo está ya determinado, pero precisamente una peculiaridad de esta cuenta, es que el cuentacorrentista no puede conocer dicho saldo nunca.
.- Pero ni aproximadamente me puede decir que saldo tengo.
url.jpg.- Estadísticamente lo más probable es que disponga de unos 85 u 87 años, que es la actual esperanza de vida en el país dónde va usted a nacer. Pero nadie le garantiza que así sea. Pueden ser unos años más, unos menos, o incluso muchos menos; quizás solo unos meses, unos días o unas horas. Nunca se sabe. Mi consejo es que , puesto que jamás sabrá cuanto le queda de saldo, aproveche bien el que tenga, pues es muchos más preciado que el oro.
.- ¿El saldo inicial es un crédito que debo devolver en algún momento?
.- No, el saldo con el que arranca es totalmente gratuito, un puro regalo.
.- ¿En que moneda funciona mi cuenta?
.- En la que usted prefiera, dependiendo de si le gustan las cifras con muchos ceros o las cifras más modestas. Lo puede contabilizar en segundos, minutos, horas, días, semanas, años….lo que usted quiera, el tiempo disponible en su cuenta de todas formas no variará
.- ¿Puedo hacer ingresos en mi cuenta?
.- Me temo que no amigo, eso es totalmente imposible.
.- ¿Quiere eso decir que yo no puedo comprar tiempo a otros para ingresarlo en mi cuenta?
.- Efectivamente usted no puede ni comprar tiempo a otros ni vender el propio. Si permitiéramos eso se darían situaciones horribles. Imagínese usted amigo, gente aburrida y sin recursos, venderían sus días o meses, y otros a quienes el saldo estuviera próximo a llegar a cero pagarían cualquier cosa por adquirirlo. Que padre de un niño con leucemia no vendería sus propios años para donárselos a su hijo. No, no se puede. El tiempo ni se vende, ni se compra.
.- ¿Puedo disponer del saldo de esa cuenta a mi voluntad?.
.- Me temo que eso tampoco puede hacerlo. 
.- Deberá disponer del tiempo de forma constante. Imagínese usted el número con el que arranca. El saldo de su cuenta es como un cronómetro que empieza a rebajar el saldo de forma constante hasta que el mismo se haya consumido por entero. Si usted pudiera decidir como y cuando gastar el tiempo, pararía el cronómetro cuando tuviera un momento de gran felicidad o dicha para hacer que el mismo se prolongará a su placer, o lo aceleraría en momentos de gran dolor o sufrimiento. No, lo siento, pero eso tampoco lo puede hacer.
.- Pues la verdad, esta cuenta corriente tiene unas condiciones en la letra pequeña que no me parecen muy favorables.
.- No lo vea usted así. Recuerde que el saldo con el que arranca es un puro regalo, no le cuesta nada.
.- Y ¿cuándo queda cancelada la cuenta?
.- Cuando se agote el saldo. Si la cancela antes el que le ha hecho el regalo se enfadará mucho. De hecho su obligación principal al recibir este regalo es mantener dicha cuenta abierta hasta que se agote el saldo.


Viéndole algo atribulado el funcionario quiso darle unas palabras finales de ánimo:


.- No se preocupe.  Mi consejo es que acepte las normas y trate de hacer el mejor uso posible del saldo del que dispone. El saldo un día será cero y se cerrará la cuenta; amargarse por este hecho, absolutamente inevitable, es tontería. Cuando ese momento llegue lo importante, igual que en cualquier cuenta de dinero, es saber que no hemos derrochado o desperdiciado el saldo, que lo hemos gastado con cordura y sensatez; que ni el último céntimo – o minuto, je!je! - ha sido despreciado o malgastado.

El lenguaje castellano.



Ocho y media de la noche. A solo dos días de que se cierre el plazo de subida de entradas. Con un ordenador, viajando, recién levantado de una siesta, y piensas ¿ahora que escribo yo en blog?


Y siendo sinceros como lo de escribir no me apetece mucho, les dejo este vídeo, sobre el que espero que ustedes saquen sus propias conclusiones; de igual modo, yo sacaré las mías.


Como observamos en la entrevista a la mujer, esta dice cosas muy interesantes. Si hacen el esfuerzo de verlo una o dos veces más se darán cuenta de que: NO SE ENTIENDE NADA. No se sabe de que habla, que quiere. No puedo entender como en España, puede haber alguien que habiendo tenido posibilidad de aprender el idioma, ya que la educación en este país es pública, le haya servido para esto. Que todo lo que le ha costado al Estado esa educación se use de este modo. Que se de esta imagen vergonzosa de España. Con esta entrada, (que al principio, podrían pensar que no tenía ningún tema de interés) les invito a que se planteen si con nuestros impuestos es justo pagarle toda la educación al de al lado, que suspende, o no lo aprovecha como debería hacerlo. (se exceptúan los que trabajan, a pesar de que desgraciadamente sean una minoría). 

jueves, 14 de febrero de 2013

El capítulo que no se llegó a publicar.


Nuestro principito, cansado después del largo viaje a la Tierra fue saltando de planeta en planeta. Ninguno le parecía suficientemente atractivo para quedarse a pasar una temporada.

En algunos se encontraba a gente aburrida, en otros a gente vanidosa, egoísta; otros parecían interesantes al principio pero finalmente todos tenían un denominador común que espantaba al pobre Principito, todos eran adultos... Llevaba ya muchos meses viajando, quizás demasiados, echaba de menos a su flor y decidió reemprender la vuelta. Hizo pocas paradas apenas paraba mas que para descansar un poco, y ver las puestas de sol que tanto le gustaban desde otra perspectiva. Una mañana cuando estaba dispuesto a continuar su viaje, observó como luces de distintos colores bailaban en el cielo estrellado. Lleno de curiosidad se dispuso a averiguar que era.

Cuando llegó al desconocido planeta, encontró a un niño, debía de tener su edad aproximadamente, jugaba con unos artilugios extraños, al principio centelleaban en el suelo, a continuación salían disparados a una velocidad vertiginosa, para explotar en miles de luces. El Principito intrigado preguntó de que se trataba, el pequeño niño, respondió con otra pregunta, lo que irritó a nuestro Principito que nunca renunciaba a una pregunta. Ninguno respondió y pasaron así toda la tarde sin apenas dirigirse la palabra.

El pequeño niño, le contó que a el le llamaban el señorito, o así por menos se llamaba así mismo. Esto alegró enormemente al Principito, puesto que ya tenían algo en común. Comenzaron a jugar, aprendió incontables juegos, descubrió lugares interesantísimos y pasó momentos inolvidables. Sin embargo, una tarde disfrutando de la puesta de sol, mientras Señorito preparaba sus "juegos artificiales" (o así lo llamaba él) , acordándose de su flor y el vacío que dejaba en su corazón decidió que debía volver a por ella, pero se había hecho muy amigo de Señorito, se había convertido en su mejor amigo. Le dio vueltas, vueltas y vueltas, no pensaba en otra cosa, y acabó tomando la que pensó que era la mejor decisión...  


Miguel G.

martes, 5 de febrero de 2013

Defensa de los polítcos.




La reflexión de hoy me gustaría empezarla con una pregunta: ¿Por qué somos tan hipócritas?  Esta pregunta, no muy común y no frecuentemente formulada por los hombres tiene mucho fondo. Observando los titulares, los telediarios, los artículos de prensa o las entrevistas, nos damos cuenta de que hace unos años cuando el "Partido socialista obrero español" gobernaba, recibía ataques de los medios de comunicación por todos sus costados y se pedía un cambio debido a la mala gestión. No solo atacaban y promovían un cambio, sino que además aseguraban que la situación cambiaría con un nuevo cambio político y económico.


Unos años después, esa misma gente que atacaba al antiguo partido, ataca también al "Partido popular" que en estos años gobierna España. En esta entrada no entraré a discutir las decisiones tomadas por uno u otro gobierno, puesto que no es el tema.


Sinceramente, ¡Basta ya de criticar a los partidos!, es cierto que con demasiada frecuencia salen casos de corrupción en los telediarios, pero no debemos generalizar y atribuir estas faltas al partido en su conjunto. ¡Basta ya de echar la culpa a los gobernantes! Es lógico que en gran medida sea su culpa, pero ¿acaso hay alguien que hace algo por cambiar esta situación? ¡NO! sencillamente parece ser una norma universal que debemos criticar antes que ayudar. Además, es gracioso como la gente habla de términos económicos de los que probablemente no conozca su significado, ni en la magnitud que le afecta en su vida, y sin embargo atacan, critican, y descalifican el partido gobernante independientemente de quienes sean. Así que, si una de estas personas se cree lo suficientemente lista como para sacar este país de la crisis económica que lo diga por favor, porque ¡vale ya de criticar!, si los políticos están ahí es por algo (o en su mayoría así es). Además no hay que olvidar que este partido o el anterior, fue elegido por nosotros. Con esto llamo a la reflexión que comentaba al principio, de que dejemos ya de ser tan hipócritas.

Además como afirmaba Winston Curchill: “los que gobiernan en una democracia los hemos elegido nosotros”.


Miguel G.

viernes, 1 de febrero de 2013

Vista del final, a lo largo de la vida.





La  vida  es  un  largo  camino  al  final  del  cual  se  extiende  estremecedor  y  oscuro  el  océano  de  la  eternidad.  Al  inicio,  es  tal  la  distancia  que  nos  separa  del  precipicio,  y  tal  nuestra  inexperiencia  como  conductores  noveles  por  la  senda  de  la  vida,  que  aún  fijándonos  solo  en   lo  que  tenemos  inmediatamente  enfrente  no  corremos  peligro  de  perder  la  ruta.  Cuando  nos  vamos  haciendo  mayores,  ese  precipicio  lo  seguimos  viendo  demasiado  lejos,  muy  distante  como  para  conducir  pensando  en  él,  a pesar  de  que  el  mismo  es  la  meta  última  de  nuestro  viaje.  Así  vivimos  con  las  luces  cortas,  pensando  solo  en  lo  inmediato,  y  conducimos  sin  vislumbrarlo.  Solo,  cuando  en  algunas  ocasiones  damos  las  largas,  intuimos  ese  final  que  nos  sobrecoge.  Pero  a  determinada  edad,  los  muy  ancianos,   ya  lo  ven  todo  con  gran  claridad,  hasta  con  las  luces  de  posición.  A  cierta  altura  en  la  vida,  el  final  se  convierte  en  lo  inmediato.

Miguel G.

¿Para que sirve la televisión?






En  la  vida  todos  deberíamos  practicar  con  más  frecuencia  el  sabio  arte  de  preguntarnos  más  a  menudo  para  qué  hacemos  las  cosas,  de  qué  nos  sirve  lo  que  hacemos.  Yo  voy  a  reflexionar  ahora  sobre  para  qué  me  sirve  a  mí  ver  la  televisión,  y  si  en  relación  a  la  misma,  soy  yo  el  que  me  sirvo  de  ella,  o  es  ella  la  que  manteniéndome  embobado  se  sirve  de  mí  como  atontado  espectador.
 
Creo  que  los  avances  de  la  técnica  de  los  que  en  principio  nos  beneficiamos,  y  que  cada  vez  se  producen  de  forma  más  acelerada  cambiando  nuestras  vidas  y  hábitos,  no  son  necesariamente  ni  buenos  ni  malos.  Todo  el  progreso  tecnológico,  ha  hecho  nuestra  vida  más  cómoda,  pero  no  ha  hecho  a  los  hombres  mejores.  Tampoco  probablemente  les  ha  hecho  necesariamente  peores.

Ver  la  televisión  resulta  agradable,  placentero,  algunas  veces  interesante  y  muchas  divertido.  Otras  puede  resultar  terriblemente  aburrido  y  entonces  la  apagamos,  o  más  probablemente,  por  la  abultadísima  oferta,  cambiamos  de  canal.  A  través  de  la  televisión  nos  llega  muchísima  información,  lo  cual  es  sumamente  útil,  pero  también  muchísima  desinformación,  lo  cual  es  sumamente  preocupante.  Parece  evidente  que  de  la  televisión  debemos  servirnos  y  que  bien  utilizada  el  provecho  puede  ser  evidente.  En  cambio  el  exceso,  como  con  casi  todo,  puede  determinar  que  los  perjuicios  terminen  superando  a  las  ventajas.

Sería  correcto  plantearse  el  tema  desde  el  punto  de  vista  del  coste  de  oportunidad.  El tiempo  que veo  la televisión,  ¿estaría  mejor  empleado  en  alguna  otra  actividad?  ¿Me  privo  de  otras  tareas  más  enriquecedoras  por  dedicar  demasiado  tiempo  a  la  comodona  y  pasiva  actitud  de  abandonarme  frente  al  televisor?  Yo  creo  que  la  respuesta  es  afirmativa.  Groucho  Marx  decía  que  la  televisión  es  una  fuente  de  cultura,  pues  cada  vez  que  alguien  la  encendía  él  se  iba  a  la  habitación  de  al  lado  a  leer  un  libro.  Yo  estoy  de  acuerdo.  La  televisión  puede  ser  una  fuente  de  cultura  y  hay  programas  que  realmente  vale  la  pena  ver,  pero  en  general,  la  calidad  de  la  programación  es  absolutamente  lamentable.  Entonces  lo  más  sabio  es  hacer  como  Groucho  Marx,  apagarla  y  dedicar  el  tiempo,  el  mayor  tesoro  que  tenemos,  a  menesteres  que  valgan  más  la  pena.


Miguel G.

Una persona sincera.




Si  preguntásemos  a  alguien  qué  entiende  por  una  persona  sincera,  el  interrogado  sentiría  cierto  alivio,  pues  ésta  en  principio  parece  una  palabra  fácil  de  definir.  Hay  muchas  palabras  cuyo  sentido  creemos  comprender  sin  dificultad  pero  cuya  definición  exacta  se  nos  puede  hacer  ardua.  No  es  este  el  caso.  Al  que  se  le  pregunté  dirá  probablemente  que  una  persona  sincera  es  aquella  que  dice  la  verdad,  aquella  que  no  miente.

Efectivamente  es  así;  pero  una  persona  sincera  es  más  que  eso.  No  consiste  solo  en  decir  la  verdad,  lo  que  limitaría  la  sinceridad  de  la  persona  a  la  comunicación  verbal,  hablada  o  escrita.  Ser  una  persona  sincera  supone  manifestar  la  verdad  de  una  forma  más  amplia,  de  alguna  manera  implica  no solo  decir,  sino  ser  verdad.  El  mismo  origen  del  término  nos  puede  ayudar  a  comprender esta mayor dimensión de la sinceridad. El origen de la palabra proviene de la  época  del  renacimiento,  concretamente  en  España.  Los  escultores  españoles  cuando  cometían  algún  error  mientras  tallaban  estatuas  de  mármol  caras, disimulaban  los  defectos  con  cera.  Así,  una  estatua  que  no  tenía  ningún   defecto  y  no  necesitaba  retoques  era  reconocida  como  una  " escultura  sin  cera". Con  el tiempo  la  definición  evolucionó  hasta  la  conclusión  de  que  quien  no  oculta  nada, es  una  persona  sincera.

Miguel G.

miércoles, 23 de enero de 2013

Las circunstancias personales no son excusa.




Ninguno elegimos venir a este mundo. Tampoco está en nuestra mano elegir nuestros padres, ni la época en que se ha desarrollar nuestra existencia, ni el lugar, ni las personas cercanas que, al menos al principio, necesariamente nos van a acompañar en nuestro camino. No podemos tampoco determinar nuestro aspecto, ni nuestras condiciones físicas, nuestras dotes o facultades, o la inicial predisposición a una buena o mala salud. Incluso, ya iniciado el camino, las circunstancias de nuestra existencia están en su mayor parte sometidas a los designios de una providencia sobre la que tampoco tenemos ningún control. No nos es dado en definitiva determinar las circunstancias de nuestra existencia, pero
 contamos en cambio con la libertad de decidir como hacer frente y vivir esas circunstancias que nos vienen impuestas. Incluso la persona más oprimida por factores ajenos, el pobre hombre recluido de por vida en una mazmorra, huérfano de todo contacto con el mundo exterior, puede aún decidir como encarar su encierro y su soledad, y puede hacerlo de formas tan distintas, que esa vida, en principio, horrible y sin sentido, puede llegar a ser un reto apasionante. La vida, nuestra vida, no reside en el exterior, sino dentro de nosotros mismos. Por eso, por paradójico que resulte, y dependiendo de cómo enfrenten su existencia puede haber hombres, que gocen de total libertad, y que en cambio estén mucho más muertos en vida que el desdichado de la mazmorra.

Miguel G.

Morimos, ¿Nos vamos?, ¿Volvemos?.





El  hombre,  cuando  piensa  en  la  muerte,  y  desgraciadamente  piensa  muy  poco,  al  menos  el  hombre  de  hoy,  la  contempla  desde  una  perspectiva  trágica,  pesimista,  dolorosa.  La  contempla  con  enorme  desasosiego,  pues  piensa  en  ella  como  una partida,  como  un  viaje,  en  el  mejor  de  los  casos  a  no  se  sabe  dónde,  y  en  el  peor,  y  más  extendido,  como  un  viaje  a  ninguna  parte.


Pero,  realmente,  la muerte  se  puede  vislumbrar  desde  una  perspectiva  totalmente  distinta,  y  mucho  más  esperanzadora.  No  será  la  muerte,  más  que  una  partida,  un retorno.  Más  que  un  “nos  vamos”,  “un  volvemos”.  No  hemos  estado  siempre  aquí.  Nuestro  paso  por  la  vida  es  transitorio  y,  por  prolongado  que  sea,  terriblemente  breve  en  la  inmensidad   del  tiempo.  Al pensar  en  la  muerte,  quizás  sería  bueno  acordarnos  de  cómo  vinimos  a  la  vida,  ¿de  dónde  vinimos?  ¿No  será  la  muerte  un  retorno  a  aquel  lugar  del  que  vinimos?  Si  vinimos  de nuestra casa,  de  la  casa  de  nuestro  verdadero  Padre,  ¿no  será  la  muerte  una  vuelta  a  nuestra  verdadera  casa?  Terminado  el  viaje  de  la  vida,  un  retorno  al  hogar  dónde  más  pronto  o  más  tarde  nos  terminaremos  reuniendo  con  todos  nuestros  compañeros  de  viaje.  Por  tanto,  al  pensar  en  la  muerte,  ¿no  se  nos  estará  escapando  lo  principal?;  el  viaje  que  sabemos  terminará  con  la  vuelta  a  casa,  ¿lo  hemos  sabido  aprovechar?.

Miguel G.

¿Conducimos con las luces cortas?





La  vida  es  un  largo  camino  al final  del  cual  se  extiende  estremecedor  y  oscuro  el  océano  de  la  eternidad.  Vivimos  con  las  luces  cortas  y  conducimos  sin  vislumbrarlo,  éste  solo  aparece  amenazante  cuando  damos  las  largas.  Pero a  determinada  edad,  los  muy  ancianos,   ya  lo  ven  con  gran  claridad,  hasta con  las  luces  de  posición.



Miguel G.