Esta mañana he visto un anuncio escrito sobre un folio y que
decía más o menos así:
“Se busca I-Phone 5 con carcasa plateada”.
Recompenso con
250 euros
Llamar al tf. Xxxxxxxxxxx”
Mi primera reacción al leerlo fue: vaya no tendré yo la
suerte de encontrarlo; ¡que bien me vendrían los 250 euros!. Pero enseguida me
entristeció al pensar que mi primera reacción fuera esa. Supongo que el que
perdió el I-phone, a la hora de ofrecer la recompensa, pensaría no solo en el
valor de reposición del mismo, sino en el trastorno que la pérdida le habría
ocasionado: contactos, notas en la agenda, e-mails, etc. E incluso en pérdidas
que son más que un trastorno pues no son reparables; fotos o videos familiares
que si se pierden ya no se pueden repetir.
¿Si yo encontrará ese I-phone aceptaría la recompensa?, ¿no
haría lo realmente honesto que es devolverlo sin pedir nada a cambio?, ¿qué
tiene más valor, la satisfacción de obrar bien o 250 euros?, ¿voy a poner yo
precio a mi honestidad?,
¿no hay ya nada gratis?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario